
Crítica ‘La espera’. Víctor Clavijo entrega una de las actuaciones del año en este thriller rural de terror con ADN andaluz, ganador del premio del público en el Festival de Cine Fantástico de Málaga
Reseña | Opinión de la película ‘La espera’ de F. Javier Gutiérrez. Estreno en cines el 15 de diciembre. Vista en el Festival de Cine Fantástico de la Universidad de Málaga
El cine rural es tendencia en España desde hace unos años. La tendencia de nuestra cinematografía ha virado hacia el retrato del campo que estaba cada vez más ninguneado tanto dentro como fuera del audiovisual. No es casual este alejamiento de la ciudad en cuyas historias existía una polarización que no iba más allá de hablar del rico o del pobre. El espacio agrario, sin embargo, permite analizar otro tipo de sociedad. Un mundo que parece aislado en el tiempo. Que da la posibilidad de tratar la actualidad por medio de un prisma anclado en el pasado. Y no hay mejor lugar para contar cómo el progreso olvida sus raíces.
‘La espera’, sin embargo, aunque cuenta con todo esto por el simple hecho de tener lo rural como escenario, no es ese tipo de cine. Si no que ha dado la vuelta a ese cine que pretende reflejar la tradición mediante formas clásicas. ‘La espera’ es tradición, pero es una película que cuenta con las formas modernas del campo del terror actual. Lo que vemos es añejo, una película puramente andaluza de fincas, señoritos y trabajadores, pero la sentimos hija de nuestro tiempo.
Vamos con nuestro análisis, impresiones y opiniones de ‘La espera’, dirigida por F. Javier Gutiérrez y protagonizada por Víctor Clavijo.
Nuestro pasado
‘La espera’ cuenta la historia de Eladio y su familia, que empiezan a trabajar como guardianes de una finca que parece esconder unos secretos que aparecen cíclicamente. La película empieza a ritmo lento, presentando y situándonos con calma en su contexto dentro del campo andaluz (jiennense) a mediados del siglo pasado. En sus imágenes es posible palpar la suciedad y el calor bochornoso que en muchas zonas del país se conocerá de primera mano. Pero lo que de verdad se palpa es la violencia. Una violencia paulatina provocada por las circunstancias. Pero no la violencia entre opresores y oprimidos porque, repito, no es ese tipo de cine. Si no la violencia de un hombre tranquilo que ve como su vida da un vuelco cuando tome una mala decisión por cuestiones de dinero. Como no podría ser de otra forma.
Gutiérrez parece ser sobrado conocedor de las condiciones de trabajo y vida que el campo exige. La tranquilidad del campo se funde con el ritmo interno de la película, generando una sensación de hastío que provoca tensión y rabia. Pero el director sabe fluir con la cámara para no provocar ese cansancio al espectador, pero sí conseguir instigarnos esa tensión. Sin apenas ser consciente, ‘La espera’ ya te ha agarrado del pecho para no soltarte. Y, sin esperarlo, podrás reparar en que la cinta te está haciendo sentir incómodo. Su primera hora, con ese ritmo tan objetivamente lento, ha cumplido su objetivo. Es lenta, sí. Pero no eres consciente de la hora.
El gran privilegio de ‘La espera’
Pero más allá de la pericia de Gutiérrez a la hora de narrar, ‘La espera’ no podría haberse levantado sin un actor protagonista a la altura de la exigencia rítmica de la película. Víctor Clavijo, quien también ha ganado el premio a Mejor Actor que entrega el festival, eleva una actuación donde el hombre tranquilo fruto de sus circunstancias ve como todo lo que había construido se le es arrebatado. Con su simple mirada, rodada acertadamente con planos cortos para enfatizarla, y sin apenar mediar palabra, transmite esa rabia y dolor que necesitan ser expulsados. El personaje es una olla a presión y Clavijo sabe como contenerlo.
Sin embargo, a pesar de la intensísima actuación de Clavijo, la película no puede surfear su parasitaria idea de introducir forzosamente elementos extraídos del campo del terror. Durante sus primeros 40-50 minutos, las señales que da ‘La espera’, en tanto a su interés de indagar en el terror una vez asentada la trama, son prácticamente nulas.
Posteriormente, las pesadillas del protagonista empiezan a atormentarlo, haciendo que el drama que ya se había creado se diluya poco a poco. Lo que parecía ser un thriller con ciertas raíces sociales agrarias heredadas de ‘Los santos inocentes’, termina perdiendo potencia y dando la sensación de deriva por querer llevar el folk horror a una historia que podría haber triunfado como un simple drama rural con toques de violencia.

‘La espera’ tiene multitud de aciertos en el campo técnico. Como es el caso de la fotografía o las actuaciones de todo el elenco. Sobresaliendo, como ya hemos dicho, un excelso Víctor Clavijo. El cual debería disputar alguna de las plazas que aún están en duda en las nominaciones de los Goya a Mejor Actor.
En definitiva, las ideas de ‘La espera’ son su bendición y su condena. Pero quedémonos con que es una obra llena de ideas, algo que no abunda hoy en día. Es una cinta muy sólida, a pesar de que, de una manera totalmente subjetiva, no me cuadren ciertas decisiones. Pero, si analizamos la obra como partes separadas, tanto el drama rural como la parte de terror están muy conseguidas. Mi problema es que una película es un todo y no hay tal cosa como «partes separadas». Aun así, no me cabe duda de que habrá gente que disfrutará con la propuesta.
Y, por supuesto, hay que celebrar que haya cine andaluz que verdaderamente parezca andaluz.