El cineasta francés Benoît Delhomme dirige Vidas perfectas (Mothers’ Instinct, 2024), película que navega entre el drama y el thriller psicológico y que cuenta con dos de las grandes intérpretes femeninas de su generación: Jessica Chastain (Los ojos de Tammy Faye, Agentes 355) y Anne Hathaway (Armageddon Time, Aguas oscuras) ¿Es este tándem protagonista suficiente para convertir esta obra en algo memorable? Te lo cuento a continuación.
Sinopsis
Alice (Jessica Chastain) y Celine (Anne Hathaway), disfrutan de sus idílicas vidas junto a sus respectivos hijos y exitosos maridos. Son mejores amigas y vecinas. La perfecta armonía de sus vidas se rompe repentinamente después de un trágico accidente.
Una combinación de culpa, sospecha y paranoia destruye el vínculo entre Alice y Celine, dando lugar a una dura batalla psicológica cuando los instintos maternales de ambas revelen su lado oscuro para defender a los suyos.
La película se estrena a nuestro país gracias a la distribución de Vértice 360.
Crítica de Vidas perfectas
Con una estética bastante cuidada, la película nos trasporta a la década de los sesenta, donde dos amigas y vecinas —madres, ambas, de dos hijos de ocho años— se refugian la una en la otra pese a compartir vidas aparentemente perfectas.
Cuando una terrible desgracia entra en escena, la relación entre las dos mujeres cambia de forma abrupta, creando una atmósfera de culpa, desconfianza y aislamiento que nos oprime durante casi todo el metraje.
El mayor punto fuerte de Vidas perfectas es, tal y como imaginarás, su dúo protagonista. Es difícil definir sus interpretaciones sin abordar detalles clave de la trama, pero puedes hacerte una idea del disfrute que supone ver a cada una de sus protagonistas en pantalla.
El mayor problema de Vidas pasadas es su guion. Lo que empieza como un intenso drama psicológico que puede recordar a obras como la galardonada Anatomía de una caída, se va convirtiendo poco a poco, precisamente, en una caída. A medida que la historia avanza, el desarrollo de personajes en el que hemos ido profundizando durante los dos primeros actos cae en saco roto cuando en el tramo final la cinta se convierte casi en una mala película de terror, haciendo que nos llevemos las manos a la cabeza maldiciendo a sus responsables por echar por tierra lo que podría haber sido una obra casi notable. La sensación final que se nos queda es de insatisfacción, como si Benoît Delhomme nos hubiera invitado a subir a una intensa montaña rusa en cuyo último trecho los rieles desaparecen, empujándonos a un descarrilamiento inminente.
Desgraciadamente, ni Jessica Chastain ni Anne Hathaway —que se esfuerzan en crear dos personajes realmente interesantes— logran salvar la papeleta de una historia típica de un telefilm.