El actor español se sumerge en uno de sus papeles más humanos y conmovedores, rodado en Perú, con una carga emocional que atraviesa la pantalla
Álvaro Cervantes brilla con luz propia en ‘Ramón y Ramón‘, una película íntima y poderosa que navega entre la pandemia, el duelo y la redención masculina. En una entrevista, el actor comparte detalles inéditos de su proceso interpretativo, el vínculo con su compañero de reparto Emanuel Soriano y la experiencia única de rodar en Perú.
Desde el primer minuto, Álvaro se sintió atrapado por una imagen del guion que, según él, “lo conquistó emocionalmente”. Esa escena, que aparece hacia el final de la película, lo llevó a aceptar el reto actoral sin pensarlo dos veces.
Durante la charla, Cervantes describe con pasión cómo su personaje Mateo establece una conexión silenciosa pero profunda con Ramón, en medio del aislamiento pandémico. “Es una relación construida desde lo físico, los gestos, el cuerpo”, comenta, resaltando la sensibilidad con la que fue dirigida por Salvador del Solar.
Conexión real dentro y fuera del rodaje: de la actuación a la amistad
El actor también habla del impacto que le causó revivir los días de mascarillas y distancia social. “Fue fuerte… como si el cuerpo hubiera guardado todo en un cajón cerrado con llave”, reflexiona. Esta experiencia lo llevó a redescubrir el valor de los pequeños gestos y la humanidad compartida.
Uno de los momentos más emocionantes que revela en la entrevista es el ritual andino del “pago a la Tierra”, realizado con todo el equipo al amanecer antes de comenzar el rodaje. “Fue un acto de conexión, de respeto y compromiso con la historia que íbamos a contar”.
‘Ramón y Ramón’ no solo propone un viaje físico por tierras peruanas, sino una travesía emocional hacia el interior de dos hombres heridos. Una historia sobre la escucha, la empatía y las segundas oportunidades. Álvaro lo resume así: “El cine tiene algo profundamente humano, y en esta película lo viví al máximo”.
Con una filmografía en constante ascenso, y tras enlazar proyectos tan intensos como ‘Sorda’ o ‘Smor and Me’, Cervantes demuestra que está en uno de los momentos más vibrantes de su carrera.