Death Stranding 2: On the Beach, la esperada secuela del aclamado título de Hideo Kojima, llega el 26 de junio de 2025 de forma exclusiva a PlayStation 5. Desarrollado nuevamente por Kojima Productions y distribuido por Sony Interactive Entertainment, el juego aprovecha el motor gráfico Decima Engine, prometiendo un salto técnico significativo respecto a su predecesor, tanto en términos visuales como de jugabilidad.
En esta nueva entrega, Sam Porter Bridges regresa para enfrentar una amenaza que trasciende las fronteras de la extinción, mientras el mundo sigue fracturado por fenómenos paranormales y la enigmática «lluvia temporal». La historia continúa explorando los vínculos humanos y la reconstrucción social, con un tono aún más enigmático y onírico.
Gracias a una copia digital que nos ha sido cedida por los compañeros de Plaion, hemos podido jugarlo y de este modo os traemos nuestro análisis (sin spoilers) de Death Stranding 2: On the Beach.
Análisis Death Stranding 2: On the Beach
Hideo Kojima, genio artístico y director de algunos de los juegos más relevantes de la historia de la industria, ha alcanzado esta vez de manera exitosa, asunto que no es baladí tratándose de un imaginario -y una ejecución- tan kamikazes como los que tenemos entre manos, la sublimación de una ambiciosa idea. La simbiosis total de jugabilidad y narrativa.


Seis años después de sembrar el germen del exótico y marciano concepto planteado con Death Stranding en el 2019: convertir un contemplativo videojuego perteneciente al (a priori soporífero) subgénero del walking simulator, en una obra maestra categórica del sci-fi, este vuelve a la carga trayendo a nuestras consolas Death Stranding 2: On the Beach. Un videojuego de corte distópico y estética postapocalíptica con influencias de hitos cinematográficos como The Tree of Life o Evangelion en el que la mecánica predominante vuelve a ser sencillamente esa, caminar. Sin embargo, nunca jamás un gesto tan mínimo, nimio y anecdótico como dar un paso detrás de otro había tenido tanto valor. Cada metro recorrido y cada pico escarpado sorteado sirven para unir a la humanidad y establecer vínculos emocionales entre los habitantes de un mundo todavía por repoblar que cada noche sueña con resurgir.
Kojimandias – Analizando la labor de un genio artístico
El genio japonés, tras una intencionada y autoimpuesta búsqueda de la perfección, ha logrado esta inenarrable hazaña mediante la perpetuación de un aparente continuismo, que lejos de resultar redundante o cargante, se las ingenia para sorprendernos una y otra vez gracias a las capas y capas de profundidad ambiental y argumental que envuelven y acompañan al fenómeno del Death Stranding. Una semi-extinción ficticia (ficiticia sí, pero que resuena en nuestros tiempos pospandémicos y cercanos a una hipotética guerra nuclear) de la raza humana que ha dado pie a una historia tan sugerente como la que nos acontece.


Otro de los elementos inseparables a la hora de despejar y entender esta ecuación matemática-espiritual perfecta es también la arrolladora y siempre tan emocionante y enternecedora como divertida y chanante inventiva de Kojima. Su mente es un crisol en el que se funden imposibles situaciones y contextos (Rainy danzando al más puro estilo «Cantando bajo la lluvia», el muñeco parlante Dollman siendo lanzado a los cielos para escanear el terreno; o un pizzero maestro de las artes marciales) que logran aterrizar a pesar de las imposibles piruetas conceptuales realizadas antes de caer a tierra. Sus mundos, reflejos del interior de su cabeza, están regidos por sus reglas propias, o quizá realmente no estén atados a regla alguna.
Dejar atrás las playas – Analizando su motor temático y argumental
En su entramado argumental encontramos una marcada depuración narrativa, reforzada esta vez por una considerable simplificación del lenguaje. Asegurando así una mayor accesibilidad que se ve potenciada a la hora de ver cómo son emitidos y representados en esta ocasión los mensajes y las distintas ideas que atraviesan el videojuego. Si alguna vez os habéis sentido abrumados por la narración fragmentada, críptica y desconcertante de las obras de Kojima, no temáis. Para la secuela, se ha reducido la omisión de datos significativos y se ha apostado por una exposición menos ininteligible. Lo que nos permite vislumbrar una narración algo más terrenal, comprensible y dinámica pero igual de profunda y sugerente.
Ahora, más allá del lore del infinito y amplio universo dominado por lo científico y lo bélico que transitamos, lo que realmente eleva y confirma la historia de Death Stranding 2: On the Beach cómo una de las más brillantes del medio es su considerable capacidad para causar un impacto dramático. Sus manierismos golpean con fuerza al jugador al hablar con punzante sinceridad y de manera explícita de temas tales como los pensamientos suicidas, el duelo o la soledad no deseada. Los eventos que acompañan a Sam (Norman Reedus), Fragile (Lea Seydoux), Heartman (Nicolas Winding Refn) y al resto de personajes son de una crudeza emocional inusitada, de un vacío existencial doloroso y de una densidad tal que a pesar de ser figurados, pesan más que cualquier carga literal portada sobre la espalda.
Surfeando la brea quiral – Desgranando sus cambios y mejoras jugables
Death Stranding 2 significa y supone un titánico upgrade técnico, gráfico, visual y sonoro de lo que ya era un material cercano a la perfección. Lo decimos abiertamente: nunca un juego diseñado para consolas ha lucido de esta manera. A pesar de que las mecánicas del grueso del gameplay siguen siendo las mismas: ir de un punto A a un punto B portando determinado paquete, gestionando la carga, eligiendo inteligentemente los recursos que llevaremos con nosotros y trazando previamente la ruta más óptima que nos permita llegar sanos y salvos al objetivo, si que observamos una explícita ampliación del abanico de posibilidades en lo jugable y un notable desarrollo y evolución de las mecánicas preexistentes.


Mientras que el desplazamiento -gimmick principal de la experiencia- ahora puede ser realizado con una mayor gama de vehículos personalizables y se ha visto reforzado por gadgets de todo tipo (por favor, se puede utilizar un ataúd cibernético como transporte), la acción toma un mayor protagonismo. Ofreciendo de esta manera altas dosis de adrenalina en los múltiples encontronazos que tendremos con los enemigos. Si en la anterior entrega el combate era mayoritariamente residual, aquí nos topamos con multitud de ocasiones en las que tendremos que limpiar campamentos, infiltrarnos en zonas pobladas de enemigos o lidiar con la presencia de peligrosos EVs (los fantasmagóricos entes varados que Sam puede ver gracias sus Dooms).
Palos y piedras – Death Stranding sigue suponiendo un desafío
El arsenal disponible, que va desde un boomerang hasta un lanzacohetes, pasando por fusiles silenciados, rifles de francotirador o distintas armas cuerpo a cuerpo, no sólo brinda un disfrute jugable mayúsculo, sino que le da la oportunidad al jugador de abordar las misiones a su antojo. Podéis apostar por el sigilo y la infiltración o por la destrucción masiva. Vosotros elegís.
Ahora, Death Stranding 2 sigue siendo un desafío para todo aquel que no tenga la mente abierta y que no esté dispuesto a entender los videojuegos como un medio artístico más. Es exigente, reflexivo, peculiar y diferente, pero es en estos adjetivos que lo definen dónde residen sus fortalezas y sus mayores virtudes. Creedme, es un juego que recompensa con creces a los que deciden embarcarse en él. Encontrareis parajes, cinemáticas, canciones, emociones y momentos de una belleza indescriptible a lo largo de todo el juego si decidís seguir adelante. Yo no me lo pensaría dos veces.
Conclusión
Death Stranding 2: On the Beach es una espectacular extensión de la entrega previa que exhibe un mayor músculo técnico, jugable y narrativo. Un estudio sobre lo humano, sobre la necesidad de conexión y compañía y sobre la imposibilidad de salir adelante sin el prójimo. Un videojuego único en forma de obra maestra de dimensiones incalculables, digna de ser experimentada al menos una vez en la vida para poder entender las cotas de genialidad que esconden las obras de Hideo Kojima. Reconectemos el mundo juntos una vez más. Thumbs up.