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Valoración

Pedro Almodóvar ha construido a lo largo de su carrera un universo cinematográfico único, marcado por el exceso, la transgresión y una profunda exploración de las emociones humanas. ¡Átame! (1989) es una de sus películas más controvertidas, pero también una de las más representativas de su estilo, combinando el melodrama con el humor negro y el erotismo.

  • Fecha de estreno: 12 de diciembre de 1989
  • Género: Drama, Comedia, Romance
  • País: España
  • Año: 1989
  • Duración: 101 min
  • Dirección: Pedro Almodóvar
  • Reparto: Antonio Banderas, Victoria Abril, Loles León, Francisco Rabal, María Barranco, Rossy de Palma, Julieta Serrano
  • Música: Ennio Morricone

Ricky (Antonio Banderas) es un joven con problemas psiquiátricos que, tras salir del hospital, secuestra a Marina (Victoria Abril), una actriz de cine erótico y exdrogadicta, con la esperanza de que ella llegue a enamorarse de él. En contra de todo pronóstico, entre ambos se desarrolla una relación intensa y compleja, marcada por el deseo, la obsesión y la necesidad de afecto.

Escrita y dirigida por Pedro Almodóvar, ¡Átame! es una de sus películas más controvertidas y arriesgadas, abordando temas como la dependencia emocional, la libertad y los límites del amor con su característico estilo colorido y provocador. La película cuenta con la música de Ennio Morricone y la fotografía de José Luis Alcaine, elementos que refuerzan su atmósfera única.


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Crítica de ¡Átame!

La historia sigue a Ricky (Antonio Banderas), un joven recién salido de un hospital psiquiátrico que secuestra a Marina (Victoria Abril), una actriz de cine erótico toxicómana, con la esperanza de que, al conocerlo mejor, ella se enamore de él. Lo que en otras manos podría haber sido un thriller oscuro o una historia de abuso, Almodóvar lo transforma en una retorcida historia de amor.

El reparto de ¡Átame!

La interpretación de Antonio Banderas es una de las grandes fortalezas del filme. Su Ricky es un hombre con problemas mentales y conflictos internos, pero que tiene como fin ser querido. Esta es, sin duda, una de las mejores interpretaciones de Banderas, logrando un difícil equilibrio entre sus violentas acciones y la fragilidad e inocencia que esconde su corazón. Tras cuatro películas juntos, el actor ponía fin con este trabajo a una fructífera relación profesional con Pedro Almodóvar (La habitación de al lado), coincidiendo con el salto del malagueño a Hollywood. Eso sí, volvieron a encontrarse de nuevo hace ya más de una década en La piel que habito (2011).

Por su parte, Victoria Abril brilla con una actuación cargada de matices. Desde el primer momento, su Marina se muestra como una mujer acostumbrada a lidiar con la dureza del mundo en el que se mueve. Sin embargo, se va desarmando progresivamente ante la presencia de Ricky. Su lenguaje corporal es clave para transmitir la ambigüedad del personaje, con una tensión inicial palpable, hasta los momentos en los que cede ante el síndrome de Estocolmo, con miradas y expresiones que comunican tal conflicto sin prácticamente necesidad de diálogos.

En cuanto a los secundarios, encontramos al gran Paco Rabal como Máximo Espejo, un director de cine de serie B confinado en una silla de ruedas y enamorado de Marina. Junto a él, cuatro de las mujeres que formaron parte de Mujeres al borde de un ataque de nervios: María Barranco, Rossy de Palma, Julieta Serrano y una joven Loles León que roba todas las escenas.

La estética de lo retorcido

El lenguaje visual de ¡Átame! es un reflejo del estilo inconfundible de Pedro Almodóvar. En cuanto al color, tiene una paleta vibrante, dominada por tonos rojos, naranjas y amarillos, y que contrasta con la naturaleza oscura de la historia. Marina está rodeada de colores cálidos que refuerzan su naturaleza. En contraste, Ricky viste tonos más apagados que sugieren su intento de encajar en un mundo que no le pertenece.

Gran parte de la acción tiene lugar en el apartamento de Marina, donde Ricky la mantiene atada, y donde se pueden apreciar tonos más sobrios, con una iluminación tenue y encuadres más cerrados para reforzar esa sensación de claustrofobia y dominación.

Una banda sonora que crece con la trama

La banda sonora de ¡Átame! corre a cargo del legendario Ennio Morricone, el maestro del western, y sorprendentemente es uno de los aspectos que más me chirrían. En sus compases iniciales, la música parece desentonar con la historia, con melodías que se sienten demasiado incluso ajenas al tono del film. Es como si la banda sonora tardara en encontrar su lugar dentro del caos emocional de los personajes.

Aun así, a medida que pasan los minutos, la música de Morricone se adapta y cobra mayor sentido, potenciando la tensión entre Ricky y Marina. Es en el tramo final cuando la banda sonora encuentra su mejor versión, culminando con el uso de Resistiré del Dúo Dinámico, una elección perfecta para cerrar la película con ironía y determinación.

Un final polémico

El final de ¡Átame! es, sin duda, uno de los aspectos más controvertidos de la película. Después de haber sido secuestrada, atada y amenazada durante días, Marina decide irse con Ricky, algo que desafía la lógica convencional. Es más que comprensible que este desenlace genere rechazo en muchos espectadores, ya que plantea una visión problemática de la relación entre víctima y captor. Sin embargo, más que una validación del secuestro como método de conquista, parece una exploración del amor como algo irracional y caótico. Y es que los sentimientos no siempre responden a las normas morales o sociales. Aun así, es imposible ignorar la incomodidad que puede generar.

¡Átame! es más que una simple historia de amor. Es una de esas películas que se graban en la memoria del espectador por días y días. ¿Quién no recuerda ese buzo dirigiéndose a la entrepierna de Marina en la bañera? ¿O ese final en el coche, con Ricky, Marina y su hermana alejándose mientras suena Resistiré? Una historia tan retorcida como inolvidable.

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