Pocas veces uno entra a la sala sin haber visto ni un solo fotograma previo del material original y sale con la sensación de haber presenciado algo que marcará, sin lugar a dudas, a toda una generación. Y sí, lo sé: lo de las adaptaciones live-action se nos está yendo de las manos. Que si Blancanieves por aquí, que si Lilo & Stitch por allá. Pero, de vez en cuando, llega una de esas películas que te calla la boca, te desarma el escepticismo y te recuerda por qué el cine sigue siendo mágico. Este es el caso de Cómo entrenar a tu dragón (2025), una joya inesperada, trabajada con tanto mimo que al terminar el visionado dan ganas de levantarse y aplaudir. DreamWorks está más vivo que nunca.
- Fecha de estreno: 13 de junio de 2025
- Género: Aventuras, Fantástico, Infantil
- País: Estados Unidos
- Año: 2025
- Dirección: Dean DeBlois
- Reparto: Mason Thames, Nico Parker, Gerard Butler, Nick Frost
La esperada adaptación en acción real de Cómo entrenar a tu dragón nos transporta nuevamente a la isla de Berk, donde los vikingos y los dragones han sido enemigos durante generaciones.
Hipo, un joven vikingo interpretado por Mason Thames, desafía las tradiciones de su pueblo al entablar una inesperada amistad con Desdentao, un dragón Furia Nocturna. Esta relación no solo cambiará su vida, sino también el destino de toda su comunidad.
Bajo la dirección de Dean DeBlois, quien también estuvo al frente de la trilogía animada original, esta versión live action de Cómo entrenar a tu dragón busca mantenerse fiel al espíritu de la saga, presentando una visión más realista y emotiva del mundo de Berk. El elenco cuenta con Nico Parker como Astrid y Gerard Butler retomando su papel como Estoico el Vasto.
Crítica de ‘Cómo entrenar a tu dragón’
Dean DeBlois, responsable de la trilogía animada que comenzó allá por 2010, regresa a los mandos con esta versión en acción real que no busca reinventar la rueda, sino ponerle neumáticos de última generación. ¿Es esto un problema? No. De hecho, es su gran acierto. Porque a veces no hace falta cambiar nada para emocionar como la primera vez. A veces basta con recordarnos lo que muchos ya amaban… pero desde otro ángulo.
Como decía, la historia sigue siendo la de Hipo (un Mason Thames (Black Phone) que se convierte desde ya en uno de los rostros más prometedores del cine juvenil), un joven vikingo enclenque y torpe que, en lugar de matar dragones como dicta la tradición de Berk, decide hacerse amigo de uno. Pero no de cualquier dragón, ojo, sino de Desdentao, el Furia Nocturna más espectacular que se ha visto hasta la fecha.
Nico Parker como Astrid brinda una fuerza y ternura a partes iguales que equilibra muy bien con la evolución de Hipo, mientras que Gerard Butler (esto es una alegría tremenda para muchos) vuelve a ser Estoico el Vasto, y lo hace con una contundencia emocional que da ese plus nostálgico a quienes sí vieron las originales. Nick Frost, por su parte, se marca un papel secundario muy disfrutable que aporta el toque cómico sin caer en la parodia.
Espectacularidad visual
Más allá del reparto (que cumple con creces), donde la película realmente brilla es en su acabado técnico. Las escenas con dragones, sin exagerar, están entre lo mejor que hemos visto en pantalla grande últimamente. Y no me refiero solo al realismo o al nivel de detalle, sino a cómo están coreografiadas, cómo se integran con la música (esa banda sonora sigue siendo sencillamente perfecta) y, sobre todo, cómo consiguen que uno se emocione con una criatura digital como si fuese tu propia mascota.
¿Hay cosas mejorables? Pues claro. El universo vikingo, por momentos, parece más de parque temático que de producción cinematográfica. El vestuario, algo simplón, y ciertos decorados que se notan demasiado de cartón piedra nos sacan un poquito del mundo de Berk. Pero, sinceramente, ¿alguien esperaba El hombre del norte? Esto no va de mostrar la crudeza nórdica, sino de ofrecer una experiencia épica para toda la familia. Y en eso, cumple con matrícula.
El respeto a la cinta original
Otro aspecto que merece ser aplaudido es el respeto absoluto que esta adaptación demuestra hacia su propio legado. Y digo “su propio legado” porque, sin haber visto las cintas animadas, uno percibe claramente que esto no es un simple reciclaje, ni mucho menos una reinterpretación forzada. Aquí no se trata de modernizar por modernizar, ni de meter giros gratuitos para justificar la existencia del proyecto. Aquí se ha apostado por contar esta historia tal y como fue concebida, con una fidelidad que, lejos de restarle, le suma enteros.
Y quizá eso es precisamente lo que más me ha sorprendido: que sin conocer el material original, sin tener ningún tipo de apego previo por sus personajes o universo, la película haya conseguido emocionarme tanto. Se nota que hay planos, escenas e incluso silencios que fueron importantes en su día y que aquí vuelven con fuerza. No como un homenaje vacío, sino como parte esencial de una historia que, al menos en mi caso, he descubierto por primera vez… y de la mejor manera posible.
Esto demuestra que el cine, cuando se hace con cariño y no con cinismo, es capaz de conmover lo mismo a quienes regresan que a quienes acaban de llegar. Y Cómo entrenar a tu dragón (2025) no necesita reinventarse para lograrlo. Es una traducción casi literal —dicen— de su versión animada, pero ejecutada con tanto esmero, con un casting tan medido y un apartado técnico tan apabullante, que incluso para quienes no vimos la original, esta versión ya se siente como “la buena”.
¿Vale la pena el live action de Cómo entrenar a tu dragón?
Sí. Sin duda, hablamos de una de las mejores experiencias del año en salas. Visualmente imponente, emocionalmente certera y con un reparto que brilla justo donde tiene que hacerlo.
Si alguna vez pensaste que el cine familiar ya no tenía nada que ofrecerte, esta película viene a demostrarte lo contrario. Y lo hace con un dragón negro que, sin previo aviso, se te instala directamente en el corazón.
Esta crítica ha sido posible gracias a OCINE.