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Valoración

La directora Yolanda Centeno debuta en el largometraje con Tras el verano, un drama familiar sobre familia e infancia.

La cinta parte de su cortometraje previo Imposible decirte adiós del año 2021, en el que, como aquí, contaba con la actriz Alexandra Jiménez.

  • Fecha de estreno: 16
  • Género: Drama
  • País: España
  • Año: 2025
  • Dirección: Yolanda Centeno
  • Reparto: Alexandra Jiménez, Juan Diego Botto, Ruth Gabriel, Alejandro López

Paula, Raúl y Dani podrían ser una familia más. Podrían serlo, de no ser porque Dani no es hijo de Paula, y ésta se enfrenta con el reto diario de encajar en una familia reconstituida. Este conflicto, unido a una crisis de pareja, hace que Paula pueda dejar de ver para siempre a Dani. Una historia que nos habla de afectos, poniendo los derechos del menor en el centro del debate y una gran pregunta: ¿qué es más importante, los sentimientos o el ADN?

Con todo, Tras el verano pone sobre la mesa un vacío legal que cancela emociones y una gran pregunta: ¿qué es más importante, los sentimientos o el ADN?

Sobre la película

Tras el verano pone de manifiesto la fragilidad de los menores y el desgarro de las despedidas. Una historia que habla de muchas historias, las de todas esas mujeres y hombres que aterrizan en familias ya conformadas, y se convierten en madres y padres de la noche a la mañana.

Con guion de Yolanda Centeno y Jesús Luque, Tras el verano, está producida por Tay Sánchez (Harry) y Marta Velasco y Gonzalo Bendala (Áralan Films), con la producción asociada de La Goota Entertainment, y fue uno de los 6 proyectos de guiones de largometraje seleccionados en la primera convocatoria de CIMA IMPULSA.

Está protagonizada por Alexandra Jiménez, Juan Diego Botto, Ruth Gabriel y el niño Alejandro López, que debuta en la gran pantalla.


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Crítica

Yolanda Centeno dirige una película sencilla y honesta sobre las relaciones entre adultos y niños dentro del marco de una familia reconstituida.

A través de elementos simbólicos, una intimista colocación de la cámara y el buen hacer de su elenco protagonista, Tras el verano es capaz de conectar con el espectador a nivel emocional.

Una gran cuna de jóvenes cineastas

El cine español dirigido por mujeres está de moda. Esta nueva ola de jóvenes cineastas está llamando la atención de los cinéfilos de todo el mundo gracias a sus exitosas participaciones en festivales nacionales e internacionales de gran prestigio.

Sorda, 20.000 especies de abejas, Alcarrás, Verano de 1993, Cinco lobitos… La lista sigue creciendo y que no pare la fiesta.

Tras el verano comparte con todas esas producciones una visión intimista de las relaciones familiares desde un prisma femenino. Este relato poco edulcorado de la maternidad es necesario en un panorama cinematográfico donde las relaciones maternofiliales parecían artificiales y alejadas de la realidad.

La novedad, en este caso, es la exploración de ese vínculo maternal no hacia tus propios hijos sino hacia los de tu pareja. ¿Qué sucede cuando una familia reconstituida se rompe? ¿En qué lugar queda la relación entre adultos y niños? ¿Qué derechos legales tiene una persona cuándo los niños no son hijos biológicos? Todas esas preguntas parten de una experiencia personal de la directora y se exploran durante el metraje.

El elenco

Yolanda Centeno tiene la suerte de poder contar, para su debut tras las cámaras en un largometraje, con una pareja de altura.

Alexandra Jiménez y Juan Diego Botto interpretan con solvencia a esta pareja en crisis que se encuentra inmersa en un último intento de salvar la relación. Él, divorciado y con un hijo pequeño, intenta impedir otro fracaso sentimental mientras ella, ejerce como madre del pequeño a tiempo parcial.

Un hijo interpretado con una naturalidad pasmosa por el pequeño de seis años Alex Infantes. La película brilla especialmente cuando Alexandra y Alex comparten escena. La química entre ambos es enternecedora y convierte la cinta en un relato aún más creíble y emotivo.

Conclusión

Tras el verano es un más que interesante debut en la dirección. Yolanda Centeno escribe un guion desprovisto de artificios, sencillo en su concepción y complejo en su desarrollo emocional.

Haciendo uso de un simbolismo estéticamente cuidado y de las soberbias actuaciones de su trío protagonista, Juan Diego Botto, Alexandra Jiménez y el pequeño Alex Infantes, la cinta consigue atravesar la piel de la audiencia e instalarse, plano a plano, en la boca de nuestro estómago.

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