El francés Quentin Dupieux escribe y dirige -como es habitual- El segundo acto, una comedia con un humor menos absurdo de lo habitual y que cuenta con un reparto estelar.
La película tuvo su première española en el Festival de Sitges, y fue la encargada de abrir el Festival de Cannes. Llegará a los cines de España el próximo viernes, 11 de abril.
- Fecha de estreno: 11 de abril de 2025
- Género: Comedia, Drama
- País: Francia
- Año: 2024
- Duración: 80 min
- Dirección: Quentin Dupieux
- Reparto: Léa Seydoux, Vincent Lindon, Louis Garrel, Raphaël Quenard, Manuel Guillot, Françoise Gazio, Régine Mondion, Valérie Vogt, Hélène Alexandridis, Max Nicolas, Kim Barrouk
Florence quiere presentar a David, el hombre del que está locamente enamorada, a su padre Guillaume. Pero David no se siente atraído por Florence y quiere deshacerse de ella arrojándola a los brazos de su amigo Willy. Los cuatro personajes acaban en un restaurante en medio de la nada.
Sobre la película
El segundo acto, que tuvo su première española en la Sección Oficial del Festival de Sitges, es una producción francesa protagonizada por cuatro de los actores más de moda del cine francés: la ganadora de la Palma de Oro Léa Seydoux (“La vida de Adèle”, saga “007”, «Dune: parte dos»), Louis Garrel (“Soñadores”, «Mujercitas», «Un pueblo y su rey»), Vincent Lindon («Titane», «La ley del mercado») y Raphaël Quenard («Jeanne du Barry», «Perro feroz»).
Crítica de El segundo acto
Quentin Dupieux siempre ha sido un director único, utilizando su cine para desafiar las expectativas del espectador constantemente. En El segundo acto, el director francés da un giro interesante en su estilo característico, alejándose un poco de la comedia más absurda (por ejemplo, Mandíbulas) para ofrecer una narración que, aunque sigue siendo cómica, se sumerge en temas bastante más profundos. Es quizás su película más seria, aunque la línea entre la comedia y la reflexión no deja de ser difusa.
Un juego entre la realidad y la ficción
Desde un primer momento, el filme ya te advierte lo que se avecina. David (Louis Garrel) y Willy (Raphaël Quenard) son dos amigos que están de camino al restaurante en el que han quedado con Florence (Léa Seydoux), conversando sobre ella. Tras unos minutos hablando, David advierte a Willy sobre los peligros de hablar fuera de lo que les dicta el guion, revelando que están siendo filmados.
Esto establece desde un inicio el tono de lo que será un continuo juego entre lo que es real y lo que es ficción, que hará dudar al espectador en varios momentos de la cinta. Algo muy similar a lo que hace el propio Dupieux en Daaaaaalí!, su película predecesora.
El reparto de El segundo acto
Uno de los puntos fuertes de la cinta es, sin duda, su elenco. Dupieux cuenta con cuarto grandes actores franceses que aguantan en gran parte el filme. Entre ellos, el primero a destacar es Raphaël Quenard, protagonista de Yannick (2023), el que para un servidor es el mejor trabajo hasta la fecha de Dupieux, y que probablemente sea el menos conocido por el público general de sus compañeros protagonistas.
El segundo pilar de la película, en cuanto a interpretación, es Vincent Lindon, que hace precisamente con Quenard una gran dupla cómica. También encontramos a Léa Seydoux, que realiza un buen papel como Florence, una mujer que se encuentra atrapada en una serie de eventos que ponen en duda su propia existencia dentro del filme.
Para terminar con los protagonistas encontramos a un serio Louis Garrel, que sirve como PILAR para que la comedia no se dispare y mantiene por varios momentos la serenidad dentro de la tormenta que sucede en pantalla.
No quiero olvidar la actuación de Manuel Guillot, que hace de extra en la película que se graba dentro de la película y que, desde luego, convence en ese rol de camarero nervioso que no es capaz ni de servir una copa de vino.
Un enfoque minimalista
Pese a que la película tiene un toque más reflexivo y serio, a nivel técnico Dupieux no ha requerido de un gran trabajo en El segundo acto. La película se sostiene, principalmente, de los diálogos y las interacciones que tienen entre sí sus protagonistas.
Gran parte del filme se desarrolla en planos secuencia, a veces demasiado largos, y de los que Dupieux está orgulloso, pues en el cierre de la película se dedica a utilizar de nuevo los rieles utilizados para dichos planos para enseñárselo al espectador durante varios minutos.
La acción transcurre en dos únicos escenarios: los caminos que llevan a los personajes al restaurante, y el propio restaurante. Y es que tampoco necesita nada más para contar todo lo que quiere. Además, esto es algo que tampoco es nuevo en la filmografía del director, pues otro caso es de la ya mencionada Yannick, cuya eventos transcurren en su totalidad dentro del teatro.
Las reflexiones de El segundo acto
Como ya se ha comentado, en El segundo acto Dupieux utiliza la comedia para adentrarse en territorios sensibles, como la corrección política, la representación LGTBI+, la crisis del cine contemporáneo y la llegada de la IA. Prácticamente desde el inicio del filme, los personajes, cuando parecen salir del papel, cuestionan constantemente el guion del mismo, tachándolo de mediocre y absurdo.
La película también juega con la corrección política, cuestionando la manera en que la industria está manejando temas como la identidad de género, la representación de los colectivos marginales y la ética en el cine. Y es que a Dupieux no le importa meterse del todo con el colectivo LGTBI+ para luego abrazarlo por completo.
En definitiva, El segundo acto se erige como una crítica tanto a la industria cinematográfica como a la sociedad mediante la comedia. A través de sus habituales giros narrativos y de la constante interacción entre lo que es real y lo que no lo es, Dupieux nos invita a reflexionar sobre la propia construcción de la ficción, las hipocresías de la representación en los medios y las contradicciones que surgen cuando los guiones dejan de ser simplemente guiones y se convierten en herramientas para hablar de la vida misma.