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Valoración

Llega a Netflix una de las películas más caras de la historia: Estado Eléctrico, y lo hace prometiendo ser la gran apuesta de la plataforma para este 2025. Ojalá pudiera decirte que, tras tanto bombo y platillo, la espera ha valido la pena. Pero ya sabes, Netflix siendo Netflix. Hablemos de esta peli.

  • Fecha de estreno: 14 de marzo de 2025 en Netflix
  • Género: Ciencia ficción, Aventuras
  • País: Estados Unidos
  • Año: 2025
  • Dirección: Anthony Russo, Joe Russo
  • Reparto: Millie Bobby Brown, Chris Pratt, Anthony Mackie, Ke Huy Quan, Jason Alexander, Giancarlo Esposito, Stanley Tucci, Woody Norman

Estado eléctrico es una película de aventuras de los directores de Vengadores: Endgame, ambientada en una versión alternativa y retrofuturista de la década de 1990. Millie Bobby Brown (Stranger Things, Enola Holmes, Damsel) interpreta a Michelle, una adolescente huérfana que sobrevive como puede en una sociedad en la que un conjunto de robots con aspecto de dibujos y mascotas, que en su día sirvieron a los seres humanos, viven ahora en el exilio tras un alzamiento fallido.

Todo lo que Michelle cree saber sobre el mundo cambia repentinamente una noche cuando recibe la visita de Cosmo, un robot dulce y misterioso aparentemente controlado por Christopher, el hermano pequeño de Michelle quien ella creía muerto. Decidida a encontrar al hermano que supuestamente había perdido, Michelle recorre el suroeste de Estados Unidos junto a Cosmo y acaba uniendo fuerzas de mala gana con Keats (Chris Pratt, Guardianes de la Galaxia, Jurassic World), un contrabandista de poca monta, y con Herman (con el doblaje en su versión original de Anthony Mackie), el ocurrente robot que lo acompaña. Cuando se adentran en la Zona de Exclusión, una región amurallada en el desierto donde los robots campan a sus anchas, Michelle y Keats se topan con un extraño grupo de aliados animatrónicos y descubren que las fuerzas que se ocultan tras la desaparición de Christopher son más siniestras de lo que esperaban.

Sobre la película

Estado eléctrico está dirigida por Anthony y Joe Russo y completan el reparto Ke Huy Quan (Todo a la vez en todas partes), Jason Alexander (Seinfeld), Giancarlo Esposito (Breaking Bad), Stanley Tucci (The King’s Man) y Woody Norman (C’mon c’mon). La película está basada en la novela gráfica de Simon Stålenhag y el guion corre a cargo de Christopher Markus (Capitán América: El Soldado de Invierno) y Stephen McFeely (Vengadores: El día del juicio final).


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Crítica de Estado Eléctrico: otra superproducción sin alma

Los hermanos Russo vuelven al ruedo con Estado eléctrico, una cinta que, con su mundo retrofuturista y su presupuesto desorbitado, apuntaba a ser el nuevo gran hito de la ciencia ficción. El resultado, sin embargo, es otra de esas producciones hinchadas de Netflix que parecen diseñadas para el consumo inmediato y el olvido rápido.

En el centro de la historia tenemos a Millie Bobby Brown, que interpreta a Michelle, una chica dura en un mundo donde los robots han sido desterrados tras una rebelión fallida. Su misión: encontrar a su hermano desaparecido con la ayuda de un droide misterioso y un contrabandista interpretado por Chris Pratt. Sobre el papel, suena interesante. En pantalla… no tanto.

Un mundo sin atractivo

El universo que plantea la película es decadente, árido y visualmente poco estimulante. Sentimos como si hubieran intentado mezclar el tono de Mad Max con una estética noventera distorsionada, pero sin la creatividad ni la crudeza necesarias para hacerlo funcionar. Por momentos, recuerda a la serie de Fallout de Prime Video, pero sin el encanto ni la profundidad que le dan a ese mundo su humor y su trasfondo.

Por otro lado, los efectos visuales son correctos, pero la película arrastra ese problema endémico de muchas superproducciones actuales: el abuso del CGI sin un diseño de producción que lo respalde. Lo que en otras películas del estudio se traduce en espectacularidad, aquí parece más un videojuego genérico con filtros de Instagram.

El reparto de Estado Eléctrico

Si hay algo positivo en Estado eléctrico, es su reparto. No es que el guion les ofrezca mucho con lo que trabajar, pero siempre es un placer ver en pantalla intérpretes de renombre, aunque en papeles que no explotan su talento. Chris Pratt, por su parte, hace de Chris Pratt. Simpático, carismático, pero más de lo de siempre.

Millie Bobby Brown, que debería llevar el peso dramático de la película, cumple sin más. Su relación con su hermano—motor emocional del film—nunca termina de calar hondo, y eso es un problema cuando la trama depende tanto de que nos importe su viaje.

Por otro lado, Giancarlo Esposito repite el mismo tipo de papel que lleva haciendo años, y a mí ya empieza a cansarme.

Una historia plana y predecible

Si al menos el guion nos sorprendiera con giros interesantes o momentos de verdadera tensión, Estado eléctrico podría haber sido una experiencia más inmersiva. Pero no. La película avanza con el piloto automático de cualquier superproducción de Netflix: conflictos trillados, diálogos funcionales pero sin chispa, escenas de acción mediocres y un tercer acto predecible hasta el aburrimiento.

La falta de sorpresas hace que el metraje parezca más largo de lo que realmente es. Y cuando una película de aventuras empieza a hacerse pesada, hay un problema.

320 millones de dólares para esto

Uno de los aspectos más llamativos de Estado eléctrico es su presupuesto: 320 millones de dólares. Con ese dinero, Netflix ha financiado una película que, lejos de marcar un antes y un después, parece más un intento fallido de replicar fórmulas ya desgastadas. En serio Netflix ¿hasta cuándo? Para ponerlo en perspectiva, este presupuesto la coloca como una de las películas más caras de la historia, cerca de Vengadores: Infinity War o Fast X.

A diferencia de estas, sin embargo, Estado eléctrico no cuenta con una franquicia consolidada ni con el atractivo del cine de acción puro y duro. En su lugar, se queda en tierra de nadie: demasiado insípida para enganchar al público masivo, demasiado genérica para destacar dentro de la ciencia ficción.

Netflix sigue con su tendencia de apostar por la cantidad antes que la calidad, y Estado eléctrico es un ejemplo más de ello. Su mundo carece de atractivo, su historia no sorprende y su reparto, aunque competente, no puede hacer milagros con un guion tan plano.

Si tienes curiosidad, puedes darle una oportunidad. Pero si lo haces, que sea mientras tienes otra cosa que hacer.

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