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Seguimos descubriendo clásicos del cine dentro del marco del Festival de Cine de Las Palmas y, en esta ocasión, llega el turno de The French connection, película de William Friedkin (El Exorcista) ganadora de cinco premios Oscar incluyendo el de Mejor Película. Deja que te hable de ella.

  • Fecha de estreno: 17 de febrero de 1972
  • Género: Acción, Crimen, Thriller
  • País: Estados Unidos
  • Año: 1971
  • Duración: 104 min
  • Dirección: William Friedkin
  • Reparto: Gene Hackman, Roy Scheider, Fernando Rey, Tony Lo Bianco, Marcel Bozzuffi
  • Música: Don Ellis

Dos detectives de narcóticos de Nueva York, Jimmy «Popeye» Doyle y Buddy Russo, intentan desmantelar una importante operación de tráfico de heroína procedente de Marsella. Su investigación los lleva a enfrentarse a peligrosos criminales, mientras persiguen la pista en una ciudad marcada por la corrupción y el crimen organizado.

Sobre la película

Basada en hechos reales, The French Connection es una obra maestra del cine policiaco dirigida por William Friedkin. La película ganó cinco premios Óscar, incluyendo Mejor Película, Mejor Director y Mejor Actor para Gene Hackman. Con su estilo casi documental, escenas memorables como la persecución en metro y un ritmo trepidante, revolucionó el género del thriller criminal en los años 70 y sigue siendo una referencia obligada del cine de acción moderno.


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Crítica

En el gran panteón del cine policiaco, The French Connection (1971) ocupa un lugar indiscutible como pionera de un estilo más crudo y callejero (situada, por supuesto, en esta repugnante Nueva York de los años setenta). Dirigida por William Friedkin y con un áspero Gene Hackman que interpreta el papel del detective «Popeye» Doyle, la película consolidó un tipo de thriller urbano que luego inspiraría a generaciones de cineastas. Aun así, viéndola hoy, más de medio siglo después, es imposible no notar que algunos de sus engranajes han envejecido con cierta rigidez.

Esa escena de persecución

Lo mejor de The French Connection sigue siendo su electrizante secuencia de persecución en automóvil, un ejemplo de tensión perfectamente coreografiada que, incluso comparada con los recursos actuales, mantiene su pulso y brutalidad intactos. Friedkin sabía exactamente cómo sostener la respiración del espectador, y la decisión de rodarlo en locaciones reales de Nueva York añade una autenticidad sucia que muchos thrillers posteriores simplemente no han sabido replicar.

Eso sí, fuera de esos momentos de alta adrenalina, la cinta muestra algunas costuras. La narrativa, basada en un caso real de tráfico de heroína, avanza a trompicones, y aunque la crudeza del relato es parte de su intención, el resultado a veces se siente más caótico que intencionadamente desgarrador. Los personajes, en especial el propio Popeye, carecen de desarrollo más allá de su fachada endurecida, y la película, en su frialdad casi documental, sacrifica conexiones emocionales que podrían haberle dado mayor peso dramático. Además, el desenlace de The French Connection es mucho más anticlimático de lo que cualquier podría haber esperado.

El recientemente fallecido Gene Hackman nos da un trabajo comprometido —aunque no necesariamente matizado—, sosteniendo con carisma un personaje que, si fuera medido con estándares actuales, resultaría difícil de defender. La interpretación funciona dentro del tono de la época, pero también deja claro cuánto ha cambiado la mirada social sobre el antihéroe violento.

¿Vale la pena The French Connection?

The French Connection es, en esencia, una cápsula del tiempo: intensa en su mejor versión, pero también atrapada en una estructura que no siempre soporta el paso de las décadas. Es una película importante, incluso necesaria para entender la evolución del thriller moderno, aunque su impacto emocional hoy resulte desigual.

No es la obra maestra incontestable que a veces se proclama, pero tampoco deja de ser un gran ejemplo de ese cine que buscaba, por primera vez en mucho tiempo, ensuciarse las manos.

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