Llegaba a la sala de cine con las expectativas más bien bajas antes de enfrentarme al visionado de Until Dawn, película que adapta uno de los videojuegos más icónicos de Supermassive Games, estudio británico especializado en título de terror al más puro estilo «elige tu propia aventura». ¿Es tan desastrosa la película como lo pintan algunos medios internacionales? Deja que comparta contigo mi opinión sobre la misma.
- Fecha de estreno: 25 de abril de 2025
- Género: Terror
- País: Estados Unidos
- Año: 2025
- Dirección: David F. Sandberg
- Reparto: Ella Rubin, Michael Cimino, Ji-young Yoo, Belmont Cameli, Odessa A’zion, Maia Mitchell, Peter Stormare
Un año después de la misteriosa desaparición de su hermana Melanie, Clover y sus amigas se dirigen al remoto valle donde desapareció en busca de respuestas. Mientras exploran un centro de visitantes abandonado, son acechadas por un asesino enmascarado que las mata una a una de forma horrible… para después despertar y encontrarse de nuevo al principio de la misma noche.
Atrapadas en el valle, se ven obligadas a revivir la pesadilla una y otra vez, solo que cada vez la amenaza asesina es diferente y aún más aterradora que la anterior. Con la esperanza menguando, el grupo pronto se da cuenta de que solo les queda un número limitado de muertes y que la única forma de escapar es sobrevivir hasta el amanecer.
Sobre la película
La película es una adaptación al cine del videojuego narrativo del mismo nombre lanzado en 2015, que mantendrá su esencia, aunque contará una historia original con otros personajes.
Crítica
No os voy a engañar: no es la película que va a revolucionar el género del terror adolescente, ni falta que hace. Until Dawn es un ejercicio de amor por el slasher clásico, con todos sus clichés, estereotipos y decisiones absurdas de manual. Pero, amigos, ¿acaso no era también eso lo que hacía tan disfrutable al videojuego? Aquí se respeta esa esencia, y se nota que Sandberg sabe perfectamente en qué terreno está jugando.
La película abraza sus limitaciones y, lejos de intentar vender humo, apuesta por ofrecer un festival de terror dinámico, gamberro y, en algunos momentos, deliciosamente sangriento. Hay guiños evidentes a títulos como La cabaña en el bosque o la legendaria Evil Dead, y la comparación no es casual: Until Dawn camina con paso firme dentro del terreno de lo meta y lo autoconsciente, aunque sin llegar al paroxismo posmoderno que otros han explorado.
Un aspecto que me ha sorprendido gratamente es la utilización del bucle temporal. Lejos de ser una mera excusa narrativa, el recurso se integra muy bien en la dinámica de la historia, haciendo que cada muerte, cada repetición, se perciba más opresiva y desesperanzadora. A esto ayuda un diseño de sonido exquisito, que intensifica la sensación de claustrofobia y amenaza constante. De verdad, pocas veces una mezcla sonora había conseguido meterme tanto en la piel de una película de este tipo.
Ahora bien, la película tiene algunos tramos donde el ritmo se resiente, especialmente en su tercer acto, donde se percibe un pequeño bajón narrativo. Hay momentos en los que uno siente que la historia da vueltas sobre sí misma sin avanzar demasiado. Además, como suele pasar en estos casos, no todos los personajes logran trascender su condición de meros arquetipos andantes, aunque aquí al menos el carisma de algunos intérpretes logra salvar bastante los muebles.
En cuanto a su conexión con el videojuego, Until Dawn hace un trabajo inteligente: hay múltiples referencias y pequeños homenajes para los fans más atentos, pero no depende de ellos para contar su historia. Es decir, puedes no haber tocado nunca un mando de PlayStation en tu vida y aun así disfrutar de la película como lo que es: un slasher de nueva generación hecho con cariño y bastante oficio.
¿Vale la pena Until Dawn?
Until Dawn entiende de dónde viene y a quién se dirige, y lo hace con una honestidad y un respeto al género que se agradecen. ¿Es perfecta? No. ¿Se disfruta? Muchísimo, sobre todo si te dejas llevar por su atmósfera enfermiza y su gore juguetón.
Un pasatiempo de terror muy digno que, sin pretensiones grandilocuentes, consigue algo cada vez más raro en el cine de hoy: salir de la sala con una sonrisa y la sensación de haberlo pasado francamente bien.