Adriana, consumida por los celos y sin consuelo en ‘Valle Salvaje’: “Lo nuestro fue real. Nunca nos detuvo el sufrimiento”
La llegada de Úrsula (Cristina Abad) a ‘Valle Salvaje‘ ha sido el detonante de la ruptura definitiva entre Rafael (Marco Pernas) y Adriana (Rocío Suárez de Puga). La pareja, que ya atravesaba una etapa complicada tras el acuerdo alcanzado con Julio, ha terminado por romperse después de que la Salcedo de la Cruz experimentase en su propia piel lo que Gálvez de Aguirre llevaba tiempo advirtiendo y sufriendo: los celos.
Justo antes de la llegada de Úrsula al valle, Adriana lanzó un ultimátum a su amante: o aceptaba las condiciones del acuerdo con su hermano, o ponían fin a su relación. Lo que la joven jamás imaginó fue que Rafael optaría por la segunda opción. Sin embargo, el mayor pesar de Adriana es ver cómo su prima ha ocupado su lugar en la vida del joven, a quien culpa directamente de haber provocado el distanciamiento entre ambos. Además, la acusa de falsa y de ocultar su verdadera personalidad para ganarse su favor.
Y lo cierto es que la Salcedo de la Cruz no se equivoca. Tras la insistencia de Julio a su padre para buscar una prometida adecuada para Rafael —con el objetivo de allanar su propio camino hacia Adriana—, doña Victoria movió sus hilos para encontrar a la candidata ideal, alguien que también jugase a su favor: su sobrina Úrsula. Sin embargo, ni el carácter de Úrsula es tan ejemplar como aparenta, ni muestra un verdadero interés por Rafael. El amor del Gálvez de Aguirre por las tierras le aburre, y el cortejo, le supone en ocasiones más una obligación que un placer. No obstante, los esfuerzos de la joven han dado sus frutos.
El romance de Adriana y Rafael: amores que salvan, amores que consumen
La cercanía de Úrsula con su familia y con Rafael —quien ha comenzado a mostrar un verdadero interés por compartir tiempo con ella, pasando de simples paseos a acudir juntos al teatro— ha desatado los celos de Adriana, deteriorando por completo su relación.
En un intento por esclarecer la ruptura, Adriana acude a la finca familiar donde trabaja Rafael, decidida a hacerlo recapacitar y advertirle sobre la actitud de su prima. Sin embargo, el encuentro no tarda en convertirse en una amarga discusión. Rafael se muestra frío y distante, insistiendo en que deben mantener las distancias “por el bien de ambos”.
Adriana no se rinde y, entre lágrimas, le suplica que la escuche, convencida de que Úrsula oculta una intención más allá de su aparente cercanía con él. Pero Rafael lo niega y defiende la integridad de su prima: “Conozco mejor a Úrsula de lo que tú crees. Es buena persona”, afirma, reprochándole además la hostilidad constante que ha mostrado hacia ella desde que llegó a ‘Valle Salvaje’, especialmente tras el desencuentro en el bosque y el incidente de la calesa.
El Gálvez de Aguirre intenta zanjar la conversación con una frase que lo dice todo: “Lo nuestro solo era un sufrimiento”. Adriana, profundamente herida, reacciona con una bofetada antes de marcharse. “Nunca nos detuvo el sufrimiento”, le responde entre lágrimas. “Lo nuestro fue real”.
El estado de Adriana comienza a ser preocupante, y personas de su confianza, como Luisa y Bárbara, ya la han advertido sobre los celos que la consumen y la inquina, aparentemente infundada, que muestra hacia Úrsula. Enferma de celos, como Juana «la Loca», Adriana se siente incomprendida y sin consuelo en ‘Valle Salvaje’.
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