
Rankeamos el top 6 de los outfits más icónicos de Leonardo de Guzmán en ‘Valle Salvaje’
Ha sido una semana de festejo, mucho glamour y, por qué no decirlo, también drama en ‘Valle Salvaje‘. Y esta ha sido nuestra manera de celebrarlo. Después de repasar los outfits de Adriana y el de las dos jóvenes más distinguidas de la comarca, tocaba cambiar de tercio y rendir homenaje —porque falta nos hace a los seguidores de la ficción— a los looks con los que Leonardo se convirtió en todo un icono.
Aunque en los últimos meses nos hayamos acostumbrado a verlo con su atuendo de capataz, es imposible no recordar, y sobre todo añorar, aquellos tiempos dorados. No solo cuando su relación con Bárbara iba viento en popa, sino también cuando cada episodio parecía convertirse en una auténtica alfombra roja para el señorito de la villa de Madrid: el Infante suntuoso, el Príncipe de las Flores, nuestro Adam particular de ‘La Bella y la Bestia’…
Hasta la fecha, he contado alrededor de doce trajes —sin incluir los de capataz— que ha lucido en ‘Valle Salvaje’. Y crecedme, hacer este ranking ha sido una tarea casi imposible: no sabía cuáles dejar fuera, porque ninguno lo merece. La labor de Carlos Calvo de Mora y Tania Álvarez, figurinistas de la serie, es impecable. Pues con cada conjunto, tricornio con plumas y joyas varias, nos transportan a la pompa, la ostentación y la exquisitez del rococó.
Además, el vestuario captura a la perfección el carácter del personaje interpretado por Julen Katzy en su etapa inicial: presuntuoso, presumido, altanero… calificativos que Bárbara no ha dudado en lanzarle en más de una ocasión (y que nos han regalado más de una carcajada). Porque si algo tenía Leonardo en aquellos días era una habilidad y un porte natural para convertir cualquier pasillo o salón de la Casa Grande en su propia pasarela.
De Principe a Labriego

Como hemos comentado en más de una ocasión, el vestuario no solo refleja una clase social, sino que también es un espejo de la personalidad del personaje. En el caso de Leonardo, su evolución es evidente: ahora se muestra más humilde, despreocupado, comprometido y, sobre todo, sin vergüenza de su trabajo ni de su nueva condición de labriego. Y esa transformación también se percibe en su atuendo de capataz, fruto de su cambio de posición.
El conjunto parte de una camisa gris lisa, confeccionada en lino o algodón —tejidos sencillos, cómodos y asequibles, propios de los jornaleros—, de manga larga, casi siempre arremangada para facilitar la faena. Sobre ella, lleva un gabán o chaleco de faena en tonos verdes o marrones terrosos —tonos que camuflan bien la suciedad—, a juego con los pantalones o calzones. Esta prenda, hecha con materiales duraderos como paño o lana, ofrecía resistencia y protección frente al frío y las inclemencias del tiempo. En ocasiones, también hemos podido verlo con chaquetas sencillas en tono tierra o azul.
Los pantalones, rectos y de tela gruesa, se ajustan con un cinturón de cuero resistente, del que cuelga a veces una faltriquera o bolsón, un pequeño saco de cuero donde se guardan herramientas, objetos personales o algo de dinero. Al cuello, en ocasiones, luce un pañuelo o bufanda granate, y en los pies ha cambiado los sofisticados zapatos de tacón de señorito por unas botas de caña alta o botas de montar.
A continuación, repasamos algunos de sus conjuntos más memorables y nos lanzamos a rankear nuestro top 6 de outfits de Leonardo. Como siempre digo, se trata de una opinión personal y no profesional, sin restar un ápice de valor a otras interpretaciones ni al intachable trabajo artístico del diseño de vestuario, que está a otro nivel.
Trajes que cuentan historias: el estilo más noble y atrevido de Leonardo en ‘Valle Salvaje’

Durante su etapa noble, El Principito de ‘Valle Salvaje’ ha vestido lo que se conoce como traje a la francesa, un conjunto compuesto por tres piezas fundamentales: casaca, chupa y calzón. Este estilo, originario de la indumentaria militar y adoptado para la vida civil por Luis XIV, también se le designó en España como traje “a lo militar” o “a la moda”.
Su frente presentaba grandes botones de arriba abajo y un bolsillo con tapa a cada lado. Los botones podían ser de oro, plata, metal, filigrana o forrarse de la misma tela y estampado que el traje.
La casaca, derivada del justaucorps, se usaba desde el último tercio del siglo XVII y llegaba hasta las rodillas, con amplias mangas con vueltas, cuello a la caja, faldones (y aperturas laterales) y grandes botones decorativos. Su diseño permitía montar a caballo y llevar espada, y se reforzaba con entretelas de lienzo, crin o borra para darle estructura. Esta prenda se ceñía al cuerpo mediante pliegues laterales que partían de la cintura y generaban vuelo.
La chupa, que inicialmente tenía mangas, evolucionó hacia el chaleco, con una parte trasera sencilla y el frente decorado; sus botones superiores quedaban abiertos para mostrar la corbata o jabot (chorrera), signo de distinción. Los calzones, ajustados de cintura a rodilla, se cerraban con botones sin necesidad de cinturón ni tirantes.
Leonardo ha lucido estos trajes en una infinita variedad de colores y estampados —colores vivos, bordados en oro o plata, telas ricas en seda, estampados florales—, consolidándose como un auténtico icono de la moda masculina de la época y del divineo en ‘Valle Salvaje’ (aunque ojo con don Hernando, que no se quedaba atrás… pero ese será en todo caso otro artículo).
A continuación, te presentamos los seis conjuntos que se cuelan en nuestro ranking…
6. Velvet Bloom

Este conjunto, como hemos mencionado, sigue la tradición del «habit à la française», el estilo más popular entre la aristocracia francesa de la época, y es una verdadera FAN-TA-SÍ-A. La casaca está confeccionada en un tejido acolchado con motivos vegetales y florales que crea un efecto visual de relieve, dándole un aspecto firme y rígido. Su color berenjena profundo o ciruela oscuro resalta la elegancia cortesana y refleja claramente el estatus elevado del personaje, ya que los tonos oscuros eran altamente apreciados por la nobleza de la época como símbolo de riqueza y distinción.
A lo largo de las mangas, los puños de la camisa interior en encaje sobresalen delicadamente, mientras que los galones dorados adornan los bordes de las solapas y las mangas, acentuando aún más la opulencia del conjunto.
El chaleco, abotonado y confeccionado en seda brocada, aporta un contraste brillante al conjunto, complementando la casaca con su brillo sutil. Su tono rosa suave y el estampado floral delicado, en colores ocre, dorados y verdes apagados, siguen el patrón característico del rococó, y la armonía tonal del conjunto.
El cuello está cubierto por un stock, esa banda rígida que se ajusta alrededor del cuello, y que, en este caso, está decorado con un broche de piedras en forma de flor, a juego con los tonos de la casaca. De este stock cuelga el jabot, que desciende elegantemente sobre el pecho, completando la imagen de refinamiento y lujo. Es decir, el total look del hombre del siglo XVIII y que veremos en el resto de outfits.
5. Marqués Encantador

“¿Qué necesidad hay de ponerle nombre a las cosas para poder disfrutarlas?” le decía Leonardo a Bárbara en esta escena. Pero nosotros sí necesitamos ponerle nombre a este look, que evoca inevitablemente al encanto de ‘La Bella y la Bestia‘.
La pieza central es una casaca de terciopelo azul marino, adornada con botones ornamentales de oro dispuestos en hileras dobles y galones dorados que recorren solapas, mangas y bolsillos, reminiscencia de la nobleza europea del siglo XVIII. La casaca y los calzones están confeccionados en el mismo tejido, creando un conjunto uniforme que denota elegancia y estatus.
El contraste lo aporta el chaleco, elaborado en seda dorada o beige, con delicados motivos florales en hilo metálico, reflejo de la riqueza visual característica de la moda barroca tardía. Al cuello, un jabot fruncido cae en cascada sobre el pecho con un colorido broche de motivos geométricos enganchado en el centro.
Durante la estancia de don Sebastián en la Casa Grande —el enviado de don Hernando, que llegó antes que él para averiguar cómo le iba la vida al joven en el valle—, Leonardo vistió un traje similar: una casaca de terciopelo verde con bordados dorados a juego con el tono del calzón, aún más elaborados que los de este conjunto, formando florones simétricos.
4. Rococó Sublime

Sin lugar a dudas, lo más llamativo de este conjunto, que combina delicadamente el rosa y el verde pastel, es la casaca. Su gran bordado floral, de escala imponente, junto con los detalles de pasamanería dorada, acapara por completo la atención. Por su tamaño y composición, este bordado recuerda a estampados más complejos que el simple motivo naturalista (decoración floral), como las sedas de grand dessin, caracterizadas por dibujos florales de gran escala que alcanzaron gran popularidad durante el tercer cuarto del siglo XVIII.
Además del clásico adamascado y de los motivos naturalistas, en esta época también podíamos encontrar dessins bizarres —diseños extravagantes— con formas de gran tamaño y carácter fantasioso; las célebres chinoiseries, inspiradas en motivos orientales y la estética china; o las persianes, de clara influencia persa, tal como su nombre indica.
La camisa de lino fino —tejido que podía ir desde lienzo común hasta calidades exquisitas como la Holanda o la Bretaña, según la categoría social— luce puños de encaje y, al cuello, el mismo jabot con broche del conjunto Velvet Bloom, junto con unos accesorios que Leonardo siempre lleva y de los que aún no habíamos hablado: los anillos.
En el siglo XVIII, estas piezas eran un símbolo inequívoco de estatus, riqueza y poder. Se usaban como accesorios de lujo, y no era raro que nobles y aristócratas lucieran varios en una sola mano para exhibir su fortuna. Leonardo, por ejemplo, suele llevar dos: uno en el dedo índice y otro en el corazón. La tradición marcaba colocarlos en la mano de mayor visibilidad, generalmente la derecha, considerada la más “activa”: la que se utilizaba para saludar, gesticular al hablar, firmar documentos o mostrar afecto. Así, los anillos no solo adornaban, sino que reforzaban la imagen de distinción y autoridad de quien los portaba.
3. Primavera en la Corte

Imposible dejar fuera de este ranking el espectacular conjunto con el que Leonardo hizo su entrada estelar en ‘Valle Salvaje’ y que volvió a lucir en el baile de máscaras de la Casa Grande, escenario de la frustrada petición formal de matrimonio a Bárbara. Se trata de un traje en el que casaca, calzón y chupa están confeccionados con la misma tela en tono marfil o beige, ricamente bordada con pequeñas flores de colores (patrón millefleurs) que lo convierten en una pieza inconfundible.
Conviene recordar que, en aquella época, el vestuario masculino se equiparaba con el femenino en el uso de tonos alegres y vivos, luciendo tejidos, bordados y estampados tan sofisticados y ricos como los de las damas, e incluso con cierta tendencia a la ornamentación excesiva. Un claro contraste con la moda sobria, oscura y austera del vestido “a la española” propio de la época de los Austrias.
A diferencia de los conjuntos anteriores —y para dar protagonismo a otras piezas del atuendo—, aquí podemos apreciar la parte inferior: las piernas cubiertas con impecables medias blancas de seda, imprescindibles en el guardarropa de cualquier caballero elegante… ¡y Leonardo lo es al 100 %! En los pies, unos zapatos de tacón bajo en delicado rosa palo, adornados con un gran lazo en cada uno.
La guinda del pastel la pone el tricornio negro, coronado por una gran pluma blanca que aporta el toque final de suntuosidad y porte aristocrático a este look tan memorable.
2. Whimsical Prince

La plata de este ranking se la lleva este «traje a la francesa»; de los primeros que lució Leonardo tras asentarse en el valle, cuando aún no encontraba mayor entretenimiento en su estancia. Sus tonos más sobrios, en verde oliva y menos pastel, le aportan un aire más casual y fresco, en sintonía con la naturaleza de ‘Valle Salvaje’, aunque sin renunciar al refinamiento propio de su estatus.
Los bordados —presentes en solapas, mangas y pecho— dibujan formas orgánicas inspiradas en la naturaleza, un sello característico que ya hemos resaltado anteriormente del rococó. La casaca se lleva abierta, lo que permite apreciar mejor la chupa, en un tono más claro, con grandes botoneras doradas y un patrón floral más menudo, elegante y colorido.
Los pantalones, en seda o tafetán color mostaza con ligero relieve, se ajustan a la rodilla mediante botones, dejando paso a las indispensables medias blancas, un elemento clave en la moda masculina de la época —como acabamos de apuntar en el caso anterior—. Con el calzón, las piernas quedaban siempre a la vista, y unas pantorrillas bien formadas contribuía mucho al buen parecer del caballero. De ahí, el empleo de las medias blancas que, además de estilizar la figura, armonizan con la corbata o jabot.
En los pies, unos zapatos marfil, probablemente los más usados por el personaje, de estilo clásico masculino del siglo XVIII: tacón bajo y cierre delantero con dos lengüetas abrochadas con una hebilla. A lo largo de la serie, también hemos visto a Leonardo con otras variantes, como los de piel oscura con gran hebilla cuadrada en el centro o los adornados con lazo.
1. Soirée en Valle Salvaje

El número uno se lo lleva este conjunto cortesano, convertido ya en el atuendo oficial del señorito de Guzmán para actos y celebraciones. Es el mismo traje con el que llegó a ‘Valle Salvaje’ tras viajar a la villa de Madrid para romper su compromiso con María y, recordemos, llegó con lo puesto. Ya le vale a doña Amanda no traerle una muda nueva para este tipo de eventos, pues el joven ha tenido que repetirlo tanto en el nombramiento de los duques de Miramar como en la boda de José Luis y Victoria. ¿Cuál será el próximo acto en el que lo veremos?
La pieza central es una casaca de seda color marfil con un delicado estampado floral menudillo, compuesto por ramilletes de flores y hojas en tonos rosa empolvado, verde oliva y toques dorados. El diseño imita las sedas labradas de Lyon de la segunda mitad del siglo XVIII, célebres por sus motivos de petits bouquets, que se repite en la confección de los calzones.
El corte del justaucorps es entallado en el torso, con faldones rectos hasta la rodilla, amplias aberturas posteriores y puños anchos con vuelta, rematados por botones de oro.
Bajo la casaca, el chaleco de seda rosada luce un patrón geométrico damasquinado de rombos y roleos, con botonadura frontal cuidadosamente forrada y abierta en la parte superior, que deja ver un generoso jabot de encaje blanco dispuesto en cascada. Este se sujeta al cuello mediante un broche circular, adornado con una piedra central en tono rubí y enmarcado por una orla metálica dorada. ¡Cuánto poderío!
Hasta aquí nuestro repaso por los conjuntos más icónicos de Leonardo en ‘Valle Salvaje’. ¿Qué os ha parecido? ¿Cambiaríais mucho vuestro ranking? Como siempre, ¡os leemos!
¡Tampoco te pierdas nuestras entrevistas con Marco Pernas, Rocío Suárez de Puga y Nacho Olaizola, Alejandro Bordanove y Loren Mairena, Emma Guilera, Mari Paz Sayago e Iván Renedo, Toni Salgado, Miren Arrieta y Mateo Jalón protagonistas de ‘Valle Salvaje’!