Entrevista a Olmo Omerzu director de Ungrateful Beings
Entrevista a Olmo Omerzu director de Ungrateful Beings

Olmo Omerzu desafía al público con su extraordinaria Ungrateful Beings: “No busco juzgar a los personajes, sino entender sus razones. El cine debe abrir dudas más que ofrecer respuestas”

El director esloveno Olmo Omerzu vuelve a la escena internacional con fuerza gracias a ‘Ungrateful Beings’, su más reciente largometraje, presentado en la competencia oficial del Festival de Cine de San Sebastián. Una década después de iniciar su camino en la sección de Nuevos directores del certamen, Omerzu regresa consolidado con una obra que mezcla drama, dilemas éticos y humor incómodo, en un relato que ya está dando de qué hablar.

Una trama que explora los límites de la verdad, la familia y el amor

Inspirada en sus recuerdos de la infancia en campamentos nudistas de Croacia, la historia entrelaza mentiras, manipulaciones y decisiones extremas de unos padres dispuestos a todo para salvar a su hija.

Olmo Omerzu lo explica: “La pregunta central es hasta dónde están dispuestos los padres a llegar. Y lo inquietante es que, aunque no estamos de acuerdo con sus métodos, entendemos su desesperación”.

Cine que abre el espacio al debate

En tiempos dominados por remakes y sagas interminables, que repiten fórmulas incansablemente, Ungrateful Beings se erige como una propuesta arriesgada y necesaria. “En las plataformas todo parece igual, no hay espacio para debatir. Yo quiero provocar preguntas incómodas y un diálogo con el espectador”, sostiene Omerzu.

Más que respuestas, busca que el público se enfrente a un espejo: No juzgo a mis personajes, trato de comprenderlos. Todos podemos sentirnos identificados con la angustia que los lleva a equivocarse”.

Familia rota, lenguas divididas

La película muestra a una familia bilingüe marcada por la separación de sus padres. “Me parecía interesante que una familia rota estuviera también separada por el idioma, porque refuerza esa desconexión emocional”, señala el director.

El reparto incluye a Barry Ward como el padre y a Barbara Bobulová, actriz eslovaca afincada en Italia que regresa al cine de su país de origen después de más de 20 años. “Barbara es muy selectiva con sus proyectos, y Barry y yo nos conocimos siendo jurados en Karlovy Vary. Quería esa mezcla de autenticidad y experiencia en la película”, recuerda Omerzu.

La importancia del casting y la química de una familia

Sobre la selección de los niños, añade: Cuando vi a Dexter en un pequeño papel, supe que tenía algo especial. Los ensayos con ellos fueron divertidos y me inspiraron mucho. Lo más importante era que el espectador creyera que eran una familia real”.

Incluso reconoce que tuvo dudas: Me preocupaba que hablaran distintos idiomas y vinieran de países diferentes. Pero la clave estaba en encontrar pequeños gestos, momentos auténticos que transmitieran la unión”.

Equilibrio entre drama y humor incómodo

Uno de los mayores retos fue manejar los cambios de tono: de los paisajes soleados de Croacia a la crudeza de hospitales en Chequia. No quería cambiar de género. Buscamos atmósferas que conectaran con los personajes, para mantener coherencia entre las dos mitades de la película”, explica.

Respecto al humor, puntualiza: El humor siempre aparece en los momentos más serios de la vida. No quería que los actores se esforzaran en ser graciosos, sino que actuaran convencidos de que hacían lo correcto. Lo cómico está en el error, no en la intención”.

Un proceso creativo en constante evolución

Olmo Omerzu es conocido por sus largos procesos de ensayo: Puedo trabajar medio año con los actores antes de rodar. Reescribo hasta el último momento porque pequeños detalles pueden cambiar cómo entendemos un personaje”.

Sobre su relación con el guion y el montaje, añade: “Nunca me aferro a la primera versión. Durante el rodaje y la edición sigo abierto a improvisaciones y cambios. Lo importante no es la perfección formal, sino que la emoción llegue intacta”.

También destaca la música como un hilo conductor de esta historia: La banda sonora me ayudó a unir las capas del relato. Era fundamental para que las transiciones tonales se sintieran parte de un mismo viaje”.

El desafío de no juzgar a sus personajes

Cuando se le pregunta si es difícil dirigir a personajes que toman decisiones cuestionables, Olmo Omerzu responde: No los juzgo, intento entender por qué actúan así. Para mí es más interesante descubrir sus motivaciones que clasificarlos como buenos o malos”.

Y agrega: “Creo que eso también ayuda a los actores. No les pido que piensen si su personaje es correcto o no, sino que entiendan su punto de vista. Ahí aparece la verdad de la interpretación”.

La experiencia colectiva del cine

Olmo Omerzu también reflexiona sobre el valor de la sala de cine: “Ver tu película con cientos de personas es una experiencia insustituible y única. El silencio, las risas incómodas, las reacciones compartidas. Todo eso da sentido a meses de trabajo. Las plataformas son útiles para llegar a más gente, pero la magia de la sala no se puede reemplazar”.

La sutileza entre lo cómico y lo trágico

El director considera que el cine puede encontrar belleza en la contradicción: Lo que me interesa es esa línea fina entre lo cómico y lo trágico. A veces reímos cuando deberíamos llorar, y eso dice mucho de cómo enfrentamos las situaciones difíciles en la vida real”.

Un cine que incomoda para hacernos reflexionar

En definitiva, ‘Ungrateful Beings’ no es solo un drama familiar: es un espejo incómodo que invita a preguntarnos por nuestras propias decisiones.El cine no debe dar respuestas fáciles y simples. Me gusta que el público salga de la sala con dudas, con preguntas que le incomoden, porque ahí empieza el verdadero diálogo”, concluye Olmo Omerzu.

Ver fuente

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *