Chicken Run: Amanecer de los Nuggets, la nueva producción de Netflix, llegó a las salas de nuestro país el pasado 6 de diciembre de manera limitada. Unos días después, el día 15, estará disponible para los suscriptores de la plataforma.
Sinopsis de Chicken Run: El amanecer de los nuggets
Si la cinta original homenajeaba (en cierta medida) a muchas cintas clásicas de guerra y cárceles, en esta Chicken Run: El amanecer de los nuggets, es al cine de espías e infiltración al que se intenta rendir culto.
La historia arranca poco tiempo después de los acontecimientos de la primera entrega. Ginger ha cumplido su sueño: una vida tranquila en una pequeña reserva para ella y los suyos, lejos de los peligros del mundo humano. Molly, la cría de Rocky y Ginger, empieza a hacerse mayor y su curiosidad por descubrir lo que hay más allá de la isla empieza a aflorar. La joven polluela acabará alejándose de su hogar y sus padres, pensando que la podrían perder para siempre, emprenderán junto a sus amigos una misión de rescate.
Chicken Run: El amanecer de los nuggets, 23 años después
Durante estas más de dos décadas, la animación ha evolucionado de una manera formidable. Si aún cabía alguna duda de lo que las películas animadas son capaces de ofrecer, desde el comienzo de este siglo hemos sido testigos de su constante crecimiento. No solo el 3D y la llegada de las tecnologías han servido para ampliar infinidad de fronteras. El cine de animación, a pesar de que en cierta medida sigue siendo un cine digamos de “nicho”, poco a poco ha ido diluyendo esa idea de que los dibujos son solo para niños/as.
El Stop Motion, por ejemplo, siempre se ha considerado un subgénero muy particular dentro de la animación. No son muchos los cineastas que se atreven con esta técnica.
Un trabajo de orfebrería
Chicken Run, justo al inicio de los 2000, ya era síntoma de esto mismo. Fue una película rompedora, no solo por el uso del Stop Motion, que siempre ha sido un subgénero muy llamativo, sino por todo lo que reivindicaba su historia.
El Stop Motion, aunque también ha ido desarrollándose, siempre se ha desligado bastante de otros estilos y su evolución quizás no se aprecie tanto como en otros casos.
No obstante, Netflix no se lo pensó ni un segundo cuando le surgió la oportunidad de desarrollar una secuela de la cinta de animación en Stop Motion más exitosa de la historia. Chicken Run: El amanecer de los nuggets confirmaba su producción hace ya más de 3 años, y ya por fin, podremos disfrutar de ella junto a los/as más pequeños/as de la casa.
Crítica de Chicken Run: El amanecer de los nuggets
Con guion de Karey Kirkpatrick, John O’Farrell y Rachel Tunnard, Chicken Run: El amanecer de los nuggets no ofrece muchas sorpresas en su planteamiento, desarrollo y desenlace. Es una secuela funcional, que reúne nuevamente muchos de los aciertos de la primera entrega, pero que no arriesga a la hora de contar algo nuevo.
El trabajo por parte de Aardman Animations, responsable de otros trabajos en Stop Motion como La Oveja Shaun o Wallace y Gromit: La maldición de las verduras, mantiene intacto el sello y todo aquello que define el saber hacer del estudio.
Aunque en su versión original han cambiado la mayor parte del casting de voces, la película funciona igual de bien que la anterior y consigue sobradamente el hacernos reír y pasar un rato divertido.
En definitiva…
Chicken Run: El amanecer de los nuggets es una secuela continuista, que no arriesga en su fórmula ni llega a ofrecer algo realmente nuevo. A pesar de ello, el estilo de animación, sus gags, chistes, y el carisma de sus protagonistas, hacen de esta secuela una cinta que gustará a los fans de la primera parte, y a los/as más pequeños/as de la familia. Sin duda una gran opción para acudir con ellos/as al cine durante este puente.
3.0 out of 5.0 stars