Vestidas de Azul
Vestidas de Azul

Crítica ‘Vestidas de azul’. La continuación de ‘Veneno’ reflexiona en torno a los avances y retos que enfrenta la comunidad trans en España

Reseña | Opinión de la serie ‘Vestidas de Azul’, tras ver los cinco primeros episodios, que se estrena en atresplayer desde el 17 de diciembre

«No te parece que nos preocupamos más por el pasado que por lo que pasa en las calles», comenta une de les ponentes de un foro LGBT+ a otro. Con ese sencillo diálogo ya sabemos hacia donde se dirige ‘Vestidas de azul’, la más reciente producción de los Javis que engrosa el universo emanado de ‘Veneno’. Alejados un poco de la magnética e imponente figura de Cristina, ahora se revisa, en un ejercicio de memoria, el papel de otras mujeres de la comunidad trans, específicamente de aquellas que protagonizaron el documental homónimo, dirigido por Antonio Giménez-Rico y presentado en 1983.

Por supuesto, tomando en cuenta que en esos años España transitaba hacia la democracia, la vida de aquellas mujeres no está bien documentada, cuestión que se subsana con la ficción. Por supuesto, el elenco de ‘Veneno’ retoma a sus personajes y mientras acompañamos a Valeria en la investigación de las protagonistas de ‘Vestidas de Azul’, nos enteramos de las peripecias que han pasado en su vida, así como la del resto de las chicas: Paca la Piraña, Juani Ruiz, etc. ¿Se entrelazaron bien estas líneas temporales o habría sido mejor dedicarle una serie a cada una?

Desafíos de ayer y hoy

Muchas cosas han pasado desde que Valeria (Lola Rodríguez) publicó su libro sobre La Veneno: terminó con su novio (cuestión de la que no sabe nada su madre), su proceso de adopción está en peligro y parece que su actual agente literaria no la apoya demasiado, pues desestimó su idea de escribir un libro sobre las protagonistas de ‘Vestidas de azul’, documental español pionero en retratar a las mujeres trans como ¡personas! Ella no es la única a la que la vida no le sonríe: un pariente cercano de Paca la Piraña fue diagnosticado con cáncer de próstata y ahora ella funge como cuidadora principal. No obstante, parece que hay un poco de luz en su vida, pues se reencuentra —por quinta o sexta vez— con un viejo amor. 

Valeria, guiada por su corazonada, decide seguir con su proyecto: ya luego encontrará una editorial que la quiera publicar y así se lanza en una búsqueda implacable para encontrar a Eva (Geena Love), Loren (Rossa Ceballos), Tamara (Chloe Santiago), Renée (Keyla Odena), Josetee (Alma Gormedino) y Nacha (Penélope Guerrero). Sin embargo, la cuestión parece ser más complicada de lo que parece, pues de algunas no hay ni rastro y de otras hay únicamente acta de defunción, por lo que la periodista tendrá que entrevistarse con las familias si quiere saber más sobre la vida y obra de este peculiar grupo. 

Por suerte, Juani conoció a la mayor de la pandilla, Loren, por lo que es capaz de contarle a Val un poco más de sus primeros años —las peripecias en la mili, el despido injustificado por su identidad de género— y de cómo se permitió vivir libre tras entrar a trabajar en la casa de un extranjero.

Valeria, en compañía de Paca, intenta descubrir más de las enigmáticas protagonistas de 'Vestidas de azul'
Valeria, en compañía de Paca, intenta descubrir más de las enigmáticas protagonistas de ‘Vestidas de azul’

A partir de ese momento, Valeria redoblará esfuerzos y en compañía de Paca y Sacha (Alex Saint) intentará encontrar cualquier vestigio que arroje algo de luz sobre la vida de Tamara, Renée y las demás chicas. En el camino, entrará también en contacto con Teresa (Susana Abaitua), quien participó en la producción del documental y podría tener más de una respuesta. Sin embargo, Valeria pronto descubrirá que existen límites que no debe cruzar si quiere mantener su ética periodística intacta, lo que hará que una vez más flaqueé, pues entre la carga de trabajo y los problemas personales que enfrenta, está a punto de volverse loca.

Así, ‘Vestidas de azul’ corre en dos tiempos. En el pasado, nos remontamos a la vida de las mujeres que participaron en el documental, conocemos un poco de su historia (¿cómo llegaron a ser quiénes son?) y la forma en la que lograron convertirse en una peculiar familia. Mientras tanto, en el presente vemos las dificultades que enfrenta Valeria, tanto en lo personal como en lo laboral. ¿Será posible que su nuevo trabajo le ayude a encontrar algunas respuestas? 

‘Vestidas de azul’: digna continuación de ‘Veneno’

Hace algunos años, el facilitador de un taller de escritura creativa me comentó que si seguía escribiendo cuentos sobre personajes de la heterodisidencia no lograría captar la atención de las grandes audiencias. En este tenor, sorprende que en pleno siglo XXI se siga considerando que los productos culturales LGBT+ están pensados únicamente para personas parte del colectivo, como si las historias no abordaran temas que conciernen a la humanidad. En este tenor, al igual que su antecesora, ‘Vestidas de azul’ encuentra su fortaleza en retratar a las personas trans, con especial énfasis en las mujeres, con dignidad y no como la versión caricaturizada, malvada u odiosa que permeó en las series y películas del siglo XX.

Y es que hasta hace nada, era común que se les pidiera a las personas trans que no continuaran con su transición porque lastimarían a su familia («Tu padre sufre del corazón, Renée. ¡Qué lo matas de un disgusto!», reprende la tía a su sobrina, pues esta última quiere presentarse ante sus progenitores como la mujer que es, pero la anciana desestima la idea y le da un folleto para que asista a una ECOSIG), que se les expulsara del seno familiar ya fuera por su identidad de género o por lo que tenían que hacer para ganarse la vida («A mí no me importa lo que seas, pero respétate», le exige Sagrario a Tamara, su hermana, tras irla a ver a su espectáculo y descubrir que hace un desnudo integral), se les condenara a vivir a la sombra porque rompían con la fantasía cisheteronormada de la sociedad patriarcal («Yo seré una puta, pero yo no me escondo, Adolfo», le señala Eva a su novio, después de que este la negara frente a su esposa y le comenzara decir que con qué cara se atrevía a saludarlo cuando por su ropa los demás podían saber que era una puta), se les obligara a morir en la clandestinidad (Gina fallece en Casablanca, a donde fue con la intención de hacerse una cirugía de reasignación de sexo), se les arrestara por la ley del escándalo público (Loren termina en Carabanchel) y un larguísimo etcétera. 

Con dos líneas temporales, 'Vestidas de azul' muestra los avances y desafíos que enfrente la comunidad trans
Con dos líneas temporales, ‘Vestidas de azul’ muestra los avances y desafíos que enfrente la comunidad trans

En este tenor, ‘Vestidas de azul’ no solo cuestiona cuánto se avanzó en materia de reconocimiento de derechos para las personas trans, sino que visibiliza la interrelación entre género y clase. Sí, las chicas de la serie son trans, pero eso es solo una parte de su identidad y lo cierto es que la interseccionalidad se retrata muy bien al momento de contar sus historias (las mujeres, sin importar si son trans o cis son oprimidas por el cisheteropatriarcado). Por ejemplo, a Loren lo corren sus empleadores cuando el hijo de la familia le besa, a pesar de que no hizo nada malo. Aunque tiene la intención de defenderse, la cocinera del hogar le dice que mejor se olvide de la idea, pues el señorito lleva las de ganar por su condición social.

Caso similar vemos en el episodio cinco, cuando Teresa, en un colapso nervioso, le dice a Renée que debería estar agradecida de que la sacaron de la peluquería para grabar unas tomas en la nieve. Ya se mencionaba al inicio de la serie que todes «somos a pesar de lo que nos pasa», pero lo cierto es que no se cayó en una visión edulcorada de la sororidad ni se convirtió en superheroína a nadie, cuestión que se agradece. 

Ahora bien, también es cierto que comparada con ‘Veneno’‘Vestidas de azul’ tiene un inicio mucho más lento y los primeros dos episodios tienen problemas para entrelazar las tramas entre pasado y presente. Sin embargo, la situación mejora considerablemente a partir del episodio tres, en el que se saca el máximo provecho del reparto y sin afán de destripar la historia, el episodio cinco marca un punto de quiebre muy respetuoso —narrado desde el punto de vista de Teresa— que nos prepara para un final que promete ser desgarrador. A lo anterior se suman unos valores de producción cuidados al máximo, algo a lo que los Javis ya nos tienen acostumbrados, y una mirada que no estigmatiza ni vanagloria, sino que muestra desde un profundo cariño la vida de personas que mucha gente intentó borrar de la historia. 

Valoración

‘Vestidas de azul’ no solo es una continuación más que digna de su antecesora, sino una producción que brilla por sí sola y que nos recuerda que por más rabietas que haga la ultraderecha, la resistencia trans vive y seguirá hasta que la dignidad se haga costumbre.

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